Ayer, 15 de marzo de 2019, tuve el placer de asistir a una jornada de presentación de la Guía sobre Acoso y Abuso Sexual en las Redes Sociales editadas por el Instituto Asturiano de la Mujer y de la que es autora Ana Rey, experta en temas de género y en TICs.
La citada guía esta disponible en Braille gracias a la colaboración de la Fundación ONCE y en lectura fácil gracias a la colaboración de la Asociación Plena Inclusión, de manera que dicho documento será accesible a personas con discapacidad visual y discapacidad intelectual.
Las TICs y las Redes Sociales han provocado un importante cambio en la sociedad. Debemos ser conscientes que todos y cada uno de nosotros tiene una doble vida. Por un lado, la vida off-line, la teóricamente vida real... vamos la vida de siempre la que ocurre en nuestros centros de trabajo, nuestra casa, nuestro centro de estudios...
Y por otro lado, la vida on-line, la que ocurre en las redes sociales, en internet.
Los acosadores y agresores siempre han existido, y siguen existiendo en nuestra vida off-line... pero lo novedoso es que estos comportamientos delictivos y dañinos se están produciendo cada vez más en las redes sociales... y sus efectos son devastadores.
Todos los que tenemos una cierta representación en redes sociales debemos ser responsables en intentar atajar este tipo de comportamientos.
Que el Instituto Asturiano de la Mujer se haya planteado elabora esta guía significa que el problema es serio e importante.
Debemos tratar de educar a las generaciones futuras en el uso de las redes sociales; es imprescindible. Ya es una realidad y desde luego será parte integrante de su vida con toda seguridad.
Entre los jóvenes de 9 a 16 años, el 12% han sufrido ciberbullying según diversos estudios.
Pero este problema no solo afecta a jóvenes o adolescentes; muchos profesionales con presencia importante en redes sociales han sufrido en no pocas ocasiones amenazas, insultos, y presiones en redes sociales.
La sensación de anonimato de las redes ayuda a que los autores de dichas agresiones sientan un cierto grado de impunidad.
Es responsabilidad de todos los que usamos las redes colaborar en cortar con estos comportamientos anómalos y dañinos... denunciando cuando se producen, seamos nosotros las víctimas o seamos testigos de dicha agresión hacia otra persona.
Las redes sociales e internet tienen innumerables aspectos positivos... pero también riesgos que debemos controlar y mitigar.
Las TICs han condicionado una nueva realidad y los servicios sanitarios no deben mantenerse al margen de la misma, tanto en la forma de relacionarse con los ciudadanos como en estar preparados para colaborar en la resolución de los problemas derivados de las mismas.
Quizás en el caso de la gestión sanitaria la forma más frecuente de ciberacoso es la figura del "hater", el "odiador".
El hater es aquel que ataca con comentarios negativos u ofensivos a alguien a través de las redes sociales. Un lugar frecuente de ataque son los comentarios de las noticias publicadas en medios de comunicación en internet. El objetivo que persiguen es dañar la imagen de una persona o institución.
Los hater pueden insultar de forma contundente, e incluso amenazar a la integridad de las personas. Se suelen suscribir a tu blog o perfil para conocer tus movimientos. Y suelen actuar desde el anonimato.
Estos "Hater" generan en el ámbito de la sanidad pública un importante daño al prestigio de la misma, y generando un gran incertidumbre en los ciudadanos.
Estos "Hater" generan en el ámbito de la sanidad pública un importante daño al prestigio de la misma, y generando un gran incertidumbre en los ciudadanos.
La politización de la sanidad contribuye a la proliferación de estos perfiles.. que utilizan la crítica al funcionamiento de los servicios sanitarios como medio para criticar a los partidos políticos que ostentan el poder en ese momento.
Desgraciadamente en muchas ocasiones se plantean dudas sobre lo que es aceptable o no... y si se deben o no permitir esos comentarios amparándose en el derecho a la libertad de expresión. Y estas dudas han promovido en no pocas ocasiones una cierta inacción ante estas agresiones por parte de las víctimas y de las autoridades.
La vida ha cambiado... y la administración sanitaria debe ajustarse a esta nueva realidad.